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miércoles, 28 de abril de 2010

LOS JUZGADORES NENES DE PECHO

JUSTICIA POPULAR el día 29


Reportaje a José Pablo Feinman: La justicia popular y el asesinato de Aramburu y partes de su libro Timote.
DICE FEINMANN: Al asesinato. No lo juzgo. Lo discuten los personajes. Aramburu dice: “Ustedes me están asesinando”. Y Abal Medina responde: “Estamos haciendo justicia popular porque es algo que está en el deseo del pueblo”. Se trata de una tragedia, tal como la concebía Hegel: no como la lucha de lo justo contra lo injusto, sino el enfrentamiento de lo justo contra lo justo. Aramburu tiene razón porque todo acto de matar a una persona es un asesinato. Les pregunta en qué asamblea el pueblo les cedió el permiso para actuar en su nombre. “¿De qué justicia popular me hablan?”, le pregunta a Abal Medina. “¿El pueblo les firmó, les dijo que maten a Aramburu?”. Pero la respuesta de Abal Medina complejiza este crimen político: “Usted firmó su sentencia de muerte”. Esa ejecución ocurrió luego de quince años de gobiernos ilegales. Creo que esto todavía no está claro en la cultura política del país.
-¿La sociedad todavía no comprende el porqué de la emergencia de los Montoneros?
. Yo detesto a los Montoneros a partir de Cámpora, y sobre todo a partir del asesinato de Rucci, que es uno de los hechos más canallescos de la historia argentina. Con el 64 por ciento de los votos, Gelbard en el Ministerio de Economía (es decir, un judío comunista que representa a la pequeña y mediana industria) y Rucci en la CGT, estaba forjando algo. A los dos días de la elección matan a Rucci. Es un asesinato brutal, un asesinato impolítico, un crimen contra el país. Eso sólo lo pudo haber hecho Firmenich, que es la desgracia de los Montoneros. “Manolito” Firmenich. También le decían “Maderita”. Y, bueno, viejo, con Firmenich, con Galimberti… ¡Qué conducción bastarda para haber dirigido a tipos como Walsh, Oesterheld, Verbitsky o Gelman! Yo no lo entiendo.
-¿Cómo recibió usted el asesinato de Aramburu?
-Pensé: “Y bueno, esto alguna vez tenía que pasar, por algún lado tenía que explotar”. El año anterior había sido el Cordobazo, metodología con la que concuerdo mucho más, con los obreros en la calle, con su dirigencia sindical, con Tosco, Atilio López, René Salamanca. Estoy totalmente contra el foco y la teoría guevarista del foquismo, me parece nefasto todo eso. De todos modos, cuando lo matan a Aramburu, digo: “Y bueno, qué mala suerte. Pero esto tenía que ocurrir”.
-En la novela se dice que Aramburu quería traer a Perón para incluirlo en el sistema y los Montoneros querían que regresara para destruir al sistema.
-Es trágico. Aramburu les ofrece lo mejor que está haciendo, que son sus tratativas para el regreso de Perón. A esta altura de la historia argentina se puede especular que si le hubiese salido bien a Aramburu, se hubiera ahorrado mucha sangre. Perón volvió. Lo terrible es que lo hizo demasiado tarde. Cuando llega dice: “Muchachos: freno. Un gobierno populista distribucionista. Nada de revolución”. Y, claro, habían puesto muchos muertos. Así Perón conoce por primera vez algo que desconocía: la rebelión en sus filas, el quiebre de la lealtad. Esa consigna terrible que se cantó el 1º de mayo: “Vea, vea, vea, qué manga de boludos, votamos a una muerta, una puta y un cornudo”. Ese 1º de mayo el clima ya no era popular: estaba la militancia en estado de enfrentamiento. Yo andaba por ahí con dos o tres amigos. La otra consigna que cantaban era: “Vea, vea, vea, qué flor de pelotudos, votamos a una muerta, a un brujo y a un cornudo”. El viejo escucha eso y se vuelve loco. Perón, que creía controlar todas las contradicciones desde afuera, cuando regresa, se da cuenta de que ya no puede ser un dios.

TODOS NENES DE PECHO



JUSTICA POPULAR el día 29

¿De qué justicia popular me hablan?












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